Operación Ursula
Un
mes más tarde y mucho más al norte la trágica suerte del "C-3" estaba
apunto de definirse. El dos de noviembre el Alto Estado Mayor de la Marina
Alemana aprueba una operación de alto riesgo político, presentada por el
capitán de navío Karl Doenitz, comandante entonces de la Segunda Flotilla de
Submarinos con base en Wilhelmshaven.
La
operación, conocida con el nombre clave de "Ursula" en homenaje a la
hija de Doenitz, consistía en el envío a aguas españolas de dos submarinos con
idea de adiestrarse en las tácticas submarinas en un escenario real. El
objetivo estaba definido con nitidez:"Atacar los buques españoles de bandera
republicana, fundamentalmente las principales unidades de superficie".
Las acciones debían conducirse en el más estricto de los secretos, reserva que
alcanzó hasta hace pocos años hasta el punto de que aún hoy existen ciertas
lagunas de información en cuanto a sus efectos.
Pero sí sabemos que la operación fue en su planeamiento y ejecución una
operación combinada italo-alemana, pues estaba previsto que los dos submarinos
alemanes deberían ser relevados el 11 de diciembre por otros tantos italianos, y
que la noche del 11 al 12 quedaba prohibido el lanzamiento de torpedos
submarino-submarino en evitación de lo que hoy conoceríamos como un enganche
"blue on blue". Sólo unos pocos oficiales estaban autorizados a
conocer la operación, autorización que por parte española alcanzaba únicamente
al capitán de navío Moreno, que era informado puntualmente por el capitán de
corbeta Meyer-Döhner.
El 20 de noviembre el "U-33" y el "U-34" abandonan la base
de Kiel dirigiéndose al Mediterráneo bajo unas fuertes consignas de discreción.
Sin marcas, numeral ni bandera y bajo órdenes estrictas de abandonar
inmediatamente la operación y regresar a su base si eran vistos en alta mar por
cualquier unidad. Las dotaciones recibieron al embarcar severas instrucciones
de mantener el secreto de por vida, bajo pena de muerte.
El 30 de noviembre
ambos submarinos habían alcanzado sus posiciones. El "U-33" al mando
del teniente de navío Kurt Freiwald se mantendría patrullando desde el cabo de
Palos hasta el de la Nao. El "U-34" mandado por el teniente de navío
Harald Grosse patrullaría desde el cabo de Palos hacia poniente...A partir del
primero de diciembre Harald Grosse da comienzo a la orden de operaciones cuyas
conclusiones finales debieron ser la falta de calidad de los torpedos alemanes,
además de su escasa puntería.
Ese atardecer ataca a un destructor republicano que patrullaba las afueras del
puerto de Cartagena, el torpedo falla y siguiendo su trayectoria termina
explotando en la costa. Nadie se preocupó de investigar tan extraña explosión y
la reserva de la operación pudo mantenerse. La noche siguiente Grosse inicia un
nuevo ataque que cancela ante la aparición de un destructor británico. Tres
días después lanza al "Almirante Antequera" sin alcanzarle. A los
tres días vuelve a atacar a un destructor y vuelve a fallar. Finalmente el día
11 recibe orden de diversión a Málaga.
En
el puente del "C-3" el comandante charlaba con el capitán de la
Marina Mercante Agustín García Viñas. A popa, los marineros De la Orden Y Lidón
despotricaban malhumorados de su suerte mientras arrojaban a la mar los restos
del almuerzo. Harald Grosse mientras tanto enfilaba su submarino hacia el
Estrecho de Gibraltar dando por concluida su patrulla por el Mediterráneo. El
adiestramiento había sido bueno, los resultados no tanto. Antes de buscar una
cota segura para el tránsito decidió asomarse por última vez al periscopio.
Los ojos se le abren como platos. Lo que divisa allí fuera es la silueta de un
submarino. Sin ningún género de duda es un submarino y es español, por lo que
necesariamente tiene que ser republicano. Antes de bajar el periscopio puede
divisar una serie de contactos de superficie alrededor del submarino. La mar
está extraordinariamente tranquila así que la estela del periscopio puede ser
vista desde buena distancia y la discreción, recuerda, sigue siendo la
principal de las premisas. Con la mayor rapidez arría el periscopio y efectúa
la solución de tiro. Sabe que sólo puede hacer un disparo y que la regulación
del torpedo debe ser extremadamente escrupulosa debido al escaso calado del
objetivo. Cuando vuelve a izar el periscopio observa que el ángulo de disparo
resulta demasiado justo, pero la decisión ya está tomada.La orden de fuego
retumba en todo el barco mientras el submarino pierde momentáneamente el
trimado echando de menos el peso del torpedo. Las órdenes se suceden rápida y
mecánicamente. Sabe que debe ganar profundidad y mar abierto. En cuanto se oiga
la explosión todos los buques disponibles en el puerto de Málaga saldrán a
buscarle como galgos. Mientras su dotación repite sus órdenes, Grosse calcula
mentalmente la cuenta atrás hacia el impacto. Atento escucha sin oír otro
sonido que el de su agitada respiración. Tiene tiempo de repetir la cuenta
atrás hasta tres veces antes de maldecir en voz baja la calidad de sus torpedos
o quizá su propia puntería hasta que un joven marinero llama su atención.
¡Comandante oiga esto! Dice tendiéndole los cascos de escucha de los
hidrófonos. Grosse pone toda su atención en el sonido que escapa de los
auriculares. Aquel chirriar de hierros retorcidos no puede ser otra cosa que un
barco hundiéndose. Y al fondo..., aquello son hélices y pistones ganando
velocidad. ¡Inmersión y silencio! Grita por última vez renunciando a investigar
el posible hundimiento. Aún restan muchas singladuras antes de llegar a casa y
la discreción sigue siendo la premisa más importante.
El 21 de diciembre los dos submarinos alemanes alcanzaron sus esclusas sin
incidentes. Su parte de campaña señalaba 12 ataques, cuatro de ellos con
lanzamiento de torpedos de los que tres no obtuvieron resultado positivo. Del
último de estos ataques queda constancia escrita en forma del mensaje enviado
por Poseidón (nombre clave del "U-34") y que señala: F.T. 1603 K: AQ
14:19 Hundido submarino "rojo" tipo C ante Málaga, reforzado por otro
del día 13: F.T. 0327 K: Se pudo comprobar pabellón tipo C, sin duda alguna
antes de disparar. Después de la explosión el submarino desapareció sin dejar
rastro.
Harald Grosse no vio el final de la guerra. Ascendido a Capitán de Corbeta,
obtuvo el mando del "U-52" que fue hundido en el mar del Norte en
1940 por el destructor británico "Gurkha". Grosse se hundió con sus
42 hombres. Tampoco el "U-34" alcanzó los tiempos de paz ya que se
hundió en Memel en el verano de 1943 al colisionar con su propio buque nodriza.
Los testigos
Instantes después del hundimiento una embarcación a motor se dirige rápidamente
al lugar de los hechos tratando de investigar lo sucedido y regresando al poco
tiempo al puerto de Málaga. Trae consigo a un superviviente herido, se trata
del marinero Isidoro de la Orden que da en caliente una versión un tanto
incoherente y no reconoce haber escuchado explosión alguna.
A los pocos días el capitán Agustín García Viñas ofrece una versión más
razonable. Asegura que cuando se produjo el violento estremecimiento del
submarino, además de los otros dos supervivientes, se encontraban en el
exterior del submarino y concretamente en el puente, además de él mismo, el
comandante y el marinero Francisco Fuentes, dedicados todos ellos a la
vigilancia de submarinos. Declaró no haber escuchado ninguna explosión ni haber
apreciado estela alguna. Tampoco advirtió ningún humo antes del hundimiento que
si declara haberse producido de manera especialmente violenta y rápida.
En el momento del hundimiento el guardacostas "Xauen" se encontraba a
unas dos millas del submarino en dirección a Málaga. Su tripulación coincide en
afirmar que observaron una llamarada muy rápida seguida de una fumarola blanca
que ocultó al submarino mientras desaparecía rápidamente hundiéndose de proa.
Ningún miembro de la dotación apreció explosión alguna.
En el mismo momento y a unas 3000 yardas del submarino en la demora opuesta al
"Xauen", la tripulación de los pesqueros "Joven Antonio" y
"Joven Amalia" se dedicaban a la pesca del boquerón. Su descripción
coincide básicamente con la del guardacostas si bien localizan la llamarada y
la nube blanca muy cerca de la proa.
Una empleada de la central telefónica de la capital malagueña señala que estaba
precisamente observando al submarino en el momento que pudo apreciar una
llamarada seguida de una gran nube blanca semejante a una columna de agua
detrás de la cual desapareció el buque en pocos segundos.
Existen más versiones de testigos que se dicen presenciales pero resultan poco
coherentes y algunas contradictorias en sí mismas. Téngase en cuenta que a la
hora en que se produjo el hundimiento el malecón de la ciudad malagueña es zona
muy transitada y que el hundimiento se produjo a unas cuatro millas de La
Farola por lo que debió existir una cantidad importante de testigos cuya
declaración, si se tomó, se perdió con el paso del tiempo.
El Hallazgo
En
1996 Antonio Checa, un abogado malagueño aficionado a la mar se encuentra
disfrutando de un día de pesca en el llamado "Bajo del Submarino" a
unas cinco millas del puerto de Málaga, cuando observa como emergen desde el
fondo del mar gotas de gasoil y aceite. Después de comprobar el estado de su
lancha se dirige a puerto y relata los pescadores locales lo sucedido, estos le
cuentan la historia de un submarino hundido por aquella zona durante la guerra.
En días posteriores vuelve a la misma situación y el fenómeno se repite. El
posible pecio se convierte en una obsesión. Decidido a resolver el enigma
desarrolla durante dos años una febril actividad en busca de pruebas que
demuestren que el pecio y los restos del "C-3" son una misma cosa.
Escribe al Museo Naval, investiga en Internet, interroga a los pescadores y
navegantes locales hasta que finalmente logra entrevistarse con Arsenio Lidón,
único superviviente del submarino con vida.
Está convencido de que el submarino está allí, pero le hace falta una
identificación por lo que contrata un vehículo submarino y lo sumerge en la
zona. Sesenta años después el "C-3" vuelve a asomarse la superficie
en forma de imágenes de vídeo que aunque no del todo nítidas permiten adivinar
una superestructura que podría ser la torreta, una forma oscura y alargada que
podría corresponderse con el puente y algo parecido a los tubos de proa.
Entusiasmado solicita la confirmación de la Armada...
En noviembre de 1998 el Estado Mayor de la Armada envía a la zona al Buque de
Investigación y Salvamento "Mar Rojo" apoyado por buzos de la Unidad
de Buceadores del Estrecho.
La campaña se inicia con una serie de pasadas con el Sonar de Barrido Lateral
cuyos resultados no pueden ser más esperanzadores ya que desde la primera
pasada se obtiene un contacto claro e inconfundible correspondiente a la
silueta de un submarino. Después de sumergir el vehículo submarino y al no
obtener imágenes definitivas el comandante, aconsejado por su larga experiencia
submarina, decide realizar una inmersión tratando de obtener una identificación
visual.
A
primera hora de la mañana todo está preparado y los buzos comienzan la
inmersión. Alcanzados los 58 metros el buzo 1 se detiene y estremecido alarga
el brazo señalando a su compañero lo que sin duda ambos identifican como los
restos de un submarino hundido. No hay duda, la silueta es inconfundible, el
escalón de popa de la torreta, las antenas, y posteriormente una vez alcanzado
el fondo, el periscopio. El submarino yace partido en dos a la altura del
primer tercio de su eslora y completamente rodeado de redes y otras artes de
pesca. La identificación ha sido positiva y los buceadores, cumplida su misión,
regresan a superficie.
La Hipótesis
El reconocimiento e identificación de los restos del "C-3" en
situación 36° 40´N, 004° 21´W es un hecho. Lo mismo que la implicación del
submarino alemán "U-34" en su hundimiento. Sin embargo aún está por
resolver, al menos de manera completa, la causa definitiva de su hundimiento. A
la vista de las declaraciones de supervivientes y testigos y conocidos los
archivos de la Operación "Ursula" lo más probable es que el submarino
recibiera el impacto de un torpedo que no llegó a explosionar, pero cuyas
características de calibre, longitud y peso lanzados a 40 nudos de velocidad
resultaron suficientes para abrir una brecha capaz de provocar su hundimiento,
máxime si la colisión se produjo en el compartimento de baterías causando su
explosión. Si así ocurrió, el torpedo debe descansar en las proximidades de los
restos del submarino y en cualquier caso el estudio del casco podría conducir a
la hipótesis más coherente sobre las causas del hundimiento. Lamentablemente se
trata de una zona complicada para el buceo, donde la visibilidad es escasa y la
intensidad de la corriente alta y donde hace algunos años ya se perdiera una
pareja de buceadores que trataban en la localización de otro pecio submarino
desde el Buque de Investigación y Salvamento "Poseidón".
Conclusión
El 12 de diciembre de 1936 a las 1420 horas, el submarino "C-3",
perteneciente a la Flota Republicana, se hundió en las proximidades del puerto
de Málaga arrastrando consigo a 37 de los 40 miembros de su dotación,
incluyendo a su comandante, alférez de navío Arbona.
Ambos bandos combatientes ofrecieron versiones oscuras y sesgadas por la
inevitable propaganda de guerra.
Una vez liberados los archivos de guerra de la Marina alemana, se ha conocido
con certeza que la causa del hundimiento fue el torpedeamiento de la unidad por
parte del submarino alemán "U-34", mandado por el teniente de navío
Harald Grosse, en cumplimiento de la Operación "Ursula", ordenada por
la máxima autoridad naval alemana.
Sin embargo ninguno de los supervivientes o testigos del hundimiento reconoce
haber escuchado la explosión que sigue al impacto de un torpedo, por lo que
este debió impactar sin hacer explosión ocasionando de cualquier modo la
pérdida del submarino.
Los restos del submarino han sido reconocidos positivamente por una pareja de
buceadores sumergida desde el Buque de Investigación y Salvamento "Mar
Rojo", aunque las causas definitivas del hundimiento no hayan podido
aclararse.